Un 6 de diciembre como hoy, hace exactamente 20 años, Paula Frías Allende ingresa en un hospital de Madrid. También un día 6 de diciembre fallece, tras un año de cuidados y hospitales. Hoy me he acercado precisamente a ese hospital para hablaros de Paula, de su madre Isabel y de uno de los mejores libros que he leído en el año que se nos acaba.
Isabel Allende escribe buena parte de este libro en los pasillos de este hospital (en el que ocurre también buena parte de la historia) y le pone el nombre de su hija, Paula, que acude aquí tras una crisis y es internada a los 28 años, poco después de casarse con el español Ernesto Díaz. Allende, escribe desde este lugar de inquietud y, en algunos momentos, de desesperación, como reportero desde el campo de batalla.
Narrado en 1ª persona, está escrito a caballo entre lo biográfico y lo epistolar. Allende es una enamorada de la correspondencia. Desde EEUU se escribía a diario con su madre (conserva todos esas cartas perfectamente indexadas) y, estando su hija en España, mantenía también con ella una correspondencia muy frecuente, correspondencia que ella conservaba en su casa. La manera de escribir este relato es casi idéntica a la que la autora usa en sus novelas.
«Paula» se articula en torno a una serie de cartas dirigidas a la madre de Isabel (Francisca) durante la agonía de Paula en el hospital. El estilo de la narración es muy intimista y, pese a que hay pasajes tremendamente personales, Allende los narra sin ningún tipo de pudor: como la escapada con su amante a España (habiendo ya nacido sus hijos) o su primera experiencia sexual con un joven pescador
Con los ingresos de esta obra, Allende crea en 1996 la fundación que lleva su nombre y que es un homenaje a su hija. El objetivo de la fundación es continuar la labor de Paula ayudando a mujeres en distintos ámbitos como su independencia o la protección contra la violencia. Allende recibe cada año muchas cartas de lectores “tocados por el espíritu de Paula”
Una lectura imprescindible. Videorreseña disponible aquí.